lunes, 1 de diciembre de 2008

Un abrazo.




Una lágrima ardiente resbaló por su helada mejilla.
Se detuvo unos instantes, en medio de cualquier calle, mientras volvía a casa.
Elevó sus ojos al firmamento y a la hermosa luna de esta gélida noche le pidió le concediera un deseo: si en algún momento su luz a tu persona alcanzara te hiciera llegar todo su cariño. Todo y más, porque desde que no se ven a este alma se le acumula. Que sintieras la calidez de un abrazo que ansía darte´, ahora que hace tanto frío y que en ese momento pienses en su corazón que sólo quiere volver a verte.

Cuídate.

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