jueves, 24 de julio de 2008

TAN SÓLO.


Tan sólo nos cruzamos,
apenas nos miramos y supimos
que somos sólo uno.

Ahora me miras y te callas.
Deseas en silencio mi regreso.
En tus ojos un reproche que denuncia
mi abandono involuntario
que es tan sólo,
tú lo sabes,
el grito del silencio
que en mi cuarto recubre las paredes.

Estás ahí, tan cerca y tan lejos,
esperando que vaya a tu lado.
Quisiera responderte
y no sé cómo.

Sabes que llevas repletos los bolsillos
con mis besos
e imaginarios abrazos a escondidas.
Sonreímos
como dos niños que pecan a sabiendas.

Tan sólo nos miramos
y seguimos dos caminos separados.
Quizás nunca hablaremos, pues guardamos
en cerrado secreto nuestros nombres.
Los dos sabemos,
sin hablarnos,
que es soñar otra manera de ser
y de existir.

Con el silencio hemos de estar conformes
y sentirnos colmados por la dicha
de habernos encontrado
aquella tarde
en el camino.

Tan lejos y tan cerca,
nuestras vidas son dos líneas paralelas
que discurren
en pos del infinito.

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